Los neandertales se extinguieron hace unos 28.000 años, pero nos han dejado parte de su ADN como herencia. Aproximadamente entre el 2% y el 4% de los genes de los europeos modernos proceden de estos homínidos, con los que convivieron y procrearon los Homo sapiens que llegaron desde África a nuestro continente en dos oleadas. Primero, hace unos 90.000 años y, posteriormente, hace unos 50.000, según las estimaciones realizadas por los científicos a partir de los fósiles que han ido encontrando.
Pero debido a la escasez de restos sigue habiendo numerosas incógnitas sobre cuándo y dónde se produjeron esos contactos por primera vez, de modo que la aparición de nuevos fósiles va ayudando a completar el puzle de la evolución y, en definitiva, a averiguar de dónde procedemos los humanos.
Un equipo de científicos israelíes presenta esta semana en la revista Nature uno de esos hallazgos que alimentará el debate entre paleontólogos sobre cuándo y cómo se produjeron las migraciones de los primeros humanos modernos desde África.
Se trata de los restos de un cráneo cuyos descubridores definen como «inequívocamente moderno», y que perteneció a un individuo adulto que vivió hace 55.000 años en el territorio que hoy es Israel. En concreto, fue hallado en 2008 en Manot Cave, una cueva kárstica localizada en Galilea Occidental, situada a unos 220 metros sobre el nivel del mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario